De tu ardoroso pecho, en pleno fuego,
De improviso emergió la roja rosa,
Y en tu frente resaltó la refulgente estrella.
Llenóse la campiña de sollozos y las palmas de luto se vistieron.
¿De dónde ese rumor de golondrinas?
¿De dónde aquellas rosas blancas sin espinas?
¿A dónde van y de dónde salieron?
¿Tal vez se van reunir contigo allá en el cielo?
REGALOS PARA ISABELLA DE SU ABUELA CUBANA
por Martha Pardiño
Para que no me olvides, Isabella,
te traje un frasco con agua azul de Varadero,
los colores de una tarde en primavera,
un sombrero de guano y un pañuelo.
Un zunzún y dos tomeguines en jaula de oro,
un ramo de jazmines y blancas mariposas,
dos maracas, una rumba y un bolero,
una bella pulsera de nácar y coralina roja.
Te traje el alegre pregón del manicero,
la fresca brisa de la madrugada,
un verso de Martí, mis fotos viejas,
y un cofre con estrellas y luceros.
Para que no me olvides y sepas que te quiero,
te traje de mi isla la alegría,
el arco iris después del aguacero,
ajonjolí, melcocha y gaseñiga.
La luna me prestó hilos de plata,
un rayo de sol se desprendió del cielo,
la espuma del mar me regaló su velo,
y se tiñó para ti el cielo de escarlata.
Y todos sabían de la abuela y de Isabella,
en la preciosa isla de bellas caracolas.
Hubo un triste adiós y se izaron las velas,
se escondió el sol y salió volando una paloma.
Miami, Florida
Septiembre 23, 2004
A todos los niños del mundo que viven en la calle, va mi corazón
A LA NINA LIMOSNERA
por Martha Pardiño
En sus manos vacías de muñecas,
tiesas y flacas, sin cariño alguno,
se mece la impúdica tristeza
de todo el desamor que grita al mundo.
Su rostro, que es pálido y marchito,
muestra el cansancio de una vida trunca,
y sus grandes ojos miran al espacio
sin conseguir respuesta a su pregunta.
Los transeúntes pasan y la miran,
tal vez tiran una moneda con desgano,
y al levantarse a recogerla presurosa
su triste boca una sonrisa esboza.
Las noches confidentes de sus cuitas,
saben del hambre, desamor y anhelos,
saben de la niña de ojos tristes
que le pregunta a Dios como es el cielo.
Miami, Florida
Junio 4, 2004
Al niño huérfano por Martha Pardiño
Te ví tan triste...
tu vestido roto, tus grandes ojos llenos de recelo, tus manitas sucias y estropeadas No me pude aguantar y te
dí un beso.
Mi corazón quedó transido de amargura Quise lavar tus heridas con mi llanto, quería comenzar para
ti un nuevo día, sin miseria, sin tristeza, sin quebranto.
Y tú, pequeño héroe de la calle, que no sabes de
abrazos ni caricias, al sentir en tu pelo mi temblorosa mano, tímidamente esbozaste una sonrisa.
¡Cómo no
sentir de dolor mi corazón transido! ¡Cómo no llorar del mundo la injusticia! ¡Pequeño ser privado del beso de su
madre! ¡Que tal vez ni su querido nombre sabe!
Te llevo en mi retina como suave dolor, como una deuda, como
dulce promesa… Y me golpea la razón sincera y fea para decirme ¡que los huérfanos como tú no tienen primaveras!
Miami, Florida Agosto 2007
AQUEL NIÑO TRISTE
por Félix Pagés
Aquel niño triste... de montes y bateyes aquel
niño triste... que nunca tuvo reyes que durante las noches contaba las estrellas y después en sus sueños... soñaba
con ellas.
Aquel niño triste vagando por caminos polvorientos, queriendo agarrar los gallos finos Ahh... como
se acuerda de aquellos buenos ratos aunque muchas veces andaba sin zapatos.
Cazando mariposas... ¡por los jardines!
y con su jaula sólo cazando tomeguines. andando por veredas, sabánas y potreros oyendo el melodioso cantar del
sabanero.
Ohh... como recuerda las dulces mañanas viendo despertar la campiña cubana lo mismo en Enero que
en Julio o en Mayo sentir a lo lejos el cantar de los gallos.
Y después de la lluvia caminar por el fango después
del aguacero a recoger los mangos Ohh... mangos deliciosos, maduros y dulzones igual que los jugosos y ricos marañones.
Y que sabroso era con arte y con maña en el viejo trapiche exprimir una caña y ver como el gallo al cantar
se empinaba y a la gallina corriendo alcanzaba.
Aquel niño triste de rios y lagunas que soñaba despierto como
alcanzar la luna que a veces se perdía entre los yerbazales caminando por los surcos de los cañaverales.
Aquel
niño triste que jugaba conmigo porque yo era su único amigo. jugaba callado, tranquilo... sin riña cazando lagartijas
por las cercas de piña.
Recogiendo las flores del campo silvestre así era su vida... su vida campestre Así
era su vida... así se entretenía porque de otras cosas, el nada sabía
Jugando con semillas de los cacahuetes porque
los reyes nunca le trajeron juguetes Aquel niño triste de tan poco tamaño que abandonó la escuela a la edad de once
años.
No porque quisiera dejar de estudiar sino porque tenía que ir a trabajar trabajaba muy duro en invierno
o verano y el machete le hacía llagas en sus manos.
Y aunque mucho tiempo ya hoy ha pasado su triste niñez...aún
no ha olvidado pues la lleva consigo por siempre grabada como lleva el soldado asida la espada.
Pero el tiempo
como todas las cosas pasó y aquel niño triste con el tiempo creció y ahora se encuentra a pesar de lo adverso contento
y felíz escribiendo estos versos.
y así con esta historia termina este cuento de aquella... su niñez... una niñez
opaca quizá recordando sus viejos instrumentos ¡El arado, el machete... y la guataca.
Asi mueren los pobres.
por José Caraballo
Hay están bajo él roció,
en la soledad
en un profundo abismo,
desesperados,
viven en un mundo
de esperanzas huecas.
Elevaron sus plegarias
al cielo preguntándose
si Dios se acordaría de ellos.
Su mundo hostil,
sin balance,
deambulan en caminos
transitados por la avaricia.
Así mueren los pobres,
olvidados,
como pensamiento vulgar.
Atormentados por el hambre,
oprimidos por la necesidad,
enterrados en una fosa
oscura sin adornos.
Su Cristo de palo,
su nombre escritos
con cansadas acuarelas.
Murieron con las manos
extendidas,
los ojos perplejos,
perdidos en el vacío,
sus miradas esparcidas
en un mundo de horrores.
Pasaron por el mundo
fueron solo sombras,
fantasmas
de formas inadvertidas.
No dejaron huellas,
solo un vago rumor.
Así mueren los pobres,
mendigando a la vida
pidiéndole a Dios.
CANTO DE PRIMAVERA
Traducido del Nahuatl
En la casa de
las pinturas comienza a cantar, ensaya
el canto, derrama flores, alegra el canto.
Resuena el canto, los cascabeles se hacen oir, a ellos responden nuestras sonajas floridas. Derrama flores, alegra el canto.
Sobre las flores
canta el hermoso faisán, su canto despliega en el interior de las aguas. A él responden varios pájaros rojos, el hermoso pájaro
rojo bellamente canta.
Libro de pinturas
es tu corazón, has venido a cantar, haces resonar tus tambores, tú eres el cantor. En el interior de la casa de la primavera, alegras a las gentes.
Tú sólo repartes flores que embriagan, flores preciosas. Tú eres el cantor. En el interior de
la casa de la primavera, alegras a las gentes.
Nezahualcóyotl-El
Rey poeta- Rey de Texcoco. México (1431-1472)
(Colaboración
de Martha y Aberto Pardiño)
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AYER LLORÉ
Por Martha Pardiño
Ayer lloré mucho; lloré por lo que no había antes llorado.
Las lágrimas calientes, silenciosas, mis ojos anegaron y
Lloré a mis anchas, sin testigos, sin pañuelo para secar el llanto.
Lloré por ti, por mí, por nuestras faltas, por nuestras omisiones.
Lloré por mi madre, por mi ausencia que no pudo cerrar sus tan
queridos ojos;
Por mi patria tan herida y tan lejana, por los de aquí, por los
de allá…
Por todos los que tratamos de olvidar y no podemos dar vuelta a
la página;
Por las faltas que no perdonamos, por nuestros errores, por el
falso orgullo.
Ayer mi alma se bañó de llanto y quedó limpia como cuando era niña.
Quise hacer una rueda y con el llanto besar a todos los niños pordioseros,
A los que tienen hambre de amor, a los enfermos, a esos que dan
lastima.
A los que ves sucios por las calles con ojos grandes pedigüeños
y tristes,
Y tal vez ni una mirada les regalas cuando les tiras orgullosa
unas monedas.
Lloré por los viejos que están abandonados, como si en ellos a
mi padre viera.
Lloré sus vidas de trabajo y sacrificios y por ese vivir muriendo
inmerecido.
Lloré por este mundo intolerable, frío, calculador, vacío…
Lloré porque se moría la tarde y un cielo sin estrellas, oscuro,
me cubría.
Miami, Abril 6, 2008
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